AÑOS 60'S Y 70'S, la colocación de teléfonos públicos protegidos por burbujas de acrílico fue una verdadera revolución en su tiempo de las telecomunicaciones. Daba la impresión de que el futuro nos había alcanzado y que nada impediría la comunicación entre las personas. El teléfono público de la fotografía es testigo mudo y solitario de la vida urbana, pero, en el trajín diario, muchas veces había largas filas para poder realizar una llamada. Infinidad de discusiones y pleitos surgían porque no faltaba quien se prolongara en su conversación en turno. Hoy los teléfonos públicos como el de la fotografía se han vuelto una especie de objeto de colección, una pieza de decoración o una evidencia de que alguna vez nuestras ciudades tuvieron estos mudos testigos de su transformación.
Una pizca de la historia que no aparece en los libros de Historia.
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